La otitis externa es la infección e inflamación de la piel de la entrada del oído (conducto auditivo externo). Es muy común en los niños, sobre todo en verano (se conoce también como otitis del nadador u otitis de las piscinas) y es un motivo frecuente de consulta por dolor de oídos.
¿Cómo se produce?
La otitis externa se debe a la acción de un microorganismo, normalmente una bacteria, que altera los mecanismos de defensa del oído externo, que son, especialmente, la integridad de la piel, el pH ácido de la misma y el cerumen. Las bacterias que con más continuidad producen esta enfermedad son las pseudomonas y los estafilococos. El calor y el exceso de humedad favorecen la cambio y el reblandecimiento del cerumen y de la piel del conducto auditivo externo (CAE), lo que unido a los microtraumatismos, como los que se producen como consecuencia del rascado, facilitan el crecimiento de los microorganismos mencionados y la inflamación de la piel. También los eczemas y otras dermatitis propician el desarrollo de otitis externas, al producir alteraciones en la piel del CAE (Conducto Auditivo Externo).
¿Cuales son los síntomas de la otitis externa?
El picor es el primer síntoma y hace que el niño se rasque, esto puede producir heridas que, a veces, se infectan. Luego aparece el dolor, normalmente intenso y con sensación de latido, que aumenta al presionar delante del orificio del CAE y al tocar la oreja, masticar, hablar, reír o gesticular.
Algunas veces el oído supura, pero es raro que el niño tenga fiebre o esté muy molesto, salvo por el dolor.
¿Cómo se diagnostica?
Al explorar al niño afectado de otitis externa, se ve la entrada del oído hinchada y por lo tanto más estrecha, lo que dificulta el paso del otoscopio. Este hecho, unido al intenso dolor que produce al pequeño esta maniobra y a la posible existencia de secreciones en el conducto, hace que muchas veces resulte imposible para el médico llegar a ver el tímpano (lo cual no es necesario para realizar un diagnóstico certero). Los síntomas clínicos y la exploración física son suficientes para diagnosticar una otitis externa. No suele ser necesario tomar muestras para cultivo en laboratorio.
¿Cual es el tratamiento de la otitis externa?
Lo principal es aliviar el dolor con medicamentos analgésicos (paracetamol, ibuprofeno, etc.) y puede ayudar el calor seco (paños calientes aplicados cerca del oído).
A veces, habrá que tratar la infección producida por la otitis externa con gotas que se echan en el oído y que contienen antibióticos y antiinflamatorios. Cuando vayamos a introducir algún líquido en el CAE hemos de tener la precaución de calentarlo un poco (templarlo) antes de meterlo en el conducto, pues se pueden provocar mareos.
¿Puede complicarse?
Las complicaciones son raras en los niños. En a veces, puede detectarse inflamación de los ganglios cercanos y, excepcionalmente, se han visto casos de vértigo. En personas de edad avanzada y en diabéticos, los microorganismos antes mencionados pueden originar una otitis externa más grave.
¿Se queja tu hijo de dolor de oído después de haber pasado el día en la piscina? ¿Se trata de otitis externa? Pide cita previa con el pediatra Dr. Fernando Ferreira y acude a su consulta.
¿Como se puede prevenir?
En los niños con otitis externas de repetición, especialmente en los que nadan en piscinas, puede resultar muy útil aplicar unas gotas de ácido acético al 2% -en casa podemos prepararlo con vinagre rebajado con agua- en el oído después del baño. También es aconsejable utilizar tapones óticos para nadar. Si hay dermatitis del CAE es aconsejable tratarla adecuadamente.
¿Qué hacer si se sospecha una otitis externa?
Como ya se ha comentado, lo primero es aliviar el dolor de oído (otalgia) con un analgésico. Siempre que pueda, consultar con un médico, no se deben aplicar gotas de ningún tipo en el oído de un niño antes de que se le haya explorado el oído, ya que, de lo contrario, podrían complicar el diagnóstico correcto y, lo que es peor, incluso empeorar otros cuadros distintos de una otitis externa pero con síntomas similares similares. Deje que sea el pediatra el que prescriba el tratamiento más apropiado para el niño en cada caso concreto.
Recordad que en el caso de la otitis externa como en otros que afecten a nuestros pequeños, los pediatras somos vuestros mejores aliados. Un diagnóstico correcto y a tiempo, y un tratamiento adecuado harán mas corta y llevadera esta afección a nuestros hijos.
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