Los percentiles de crecimiento son uno de los temas que más ansiedad genera a los padres y madres que acuden periódicamente a la consulta del pediatra. Los percentiles no son más que sistemas estadísticos de medición por comparación que determinan el normal crecimiento de los niños y niñas. Los datos se obtienen de la comparación de la altura, peso o índice de masa corporal de los niños con respecto a otros de la misma edad. ¡La verdad es que hay percentiles para todo!
Ya sabéis la importancia que les doy yo a los percentiles: (casi) ninguna. Los que me conocéis ya sabéis lo que digo siempre: los percentiles se inventaron para tener a los padres entretenidos en el parque comparando a sus hijos y para mantenerlos angustiados durante todo el crecimiento de sus hijos. Lo peor de todo es que muchos compañeros pediatras entran al trapo fomentando esta ansiedad.
¡Señoras y señores! Tan normal es un percentil 3 como un 93. Otra cosa es que sea más o menos frecuente tener a nuestro hijo en esos percentiles, pero no significa que sea patológico. Nos deben servir de referencia en los controles de niño sano y nunca debe ser utilizado como el único dato de salud que nos oriente hacia el estado de bienestar general de nuestros pequeños.
Pongamos un ejemplo gráfico para comprender cómo funcionan los percentiles:
Si acudes a nuestra consulta y el pediatra te indica que tu hija está en un percentil de talla 30, esto significa que, estadísticamente, de 100 niñas de su misma edad, habrá 30 que medirán menos que ella y 70 que medirán más. AHORA BIEN: esto no quiere decir que tu hija tenga una estatura por debajo de lo normal, aunque esté por debajo de la media del percentil. Solo significa que ese es su ritmo de crecimiento.
Aquí lo importante no es estar siempre por encima de la media para tener los hijos más altos, más esbeltos y más guapos (si me apuráis). Importa que los niños y niñas crezcan armónicamente, en proporción, siempre bajo la supervisión del pediatra.
Mi hijo es el más bajito de la clase
No hay que preocuparse demasiado si vuestros hijos son “de los más bajitos de la clase”, ya que la genética también es muy importante. La alimentación es esencial en el desarrollo, ya desde el embarazo, pero lo que fundamentalmente determinará la talla de un niño sano es la altura de sus progenitores.
¿Cuándo debo preocuparme?
Mi recomendación es que no os obsesionéis por los percentiles de talla o peso de vuestros hijos, especialmente si los pediatras no vemos indicios de nada anormal en el desarrollo. Algo preocupante sería encontrarnos con algo que alterase el ritmo de crecimiento normal durante los últimos seis meses o la velocidad de crecimiento. Es aquí donde realizaríamos un estudio.
La importancia de una buena alimentación
Recordamos de nuevo que la alimentación es importantísima, porque puede afectar los percentiles y, por ende, a su crecimiento. Ya desde el embarazo y hasta los dos años de vida del pequeño, la desnutrición comprometerá su talla. Por otro lado, la obesidad persistente en el tiempo puede desencadenar una pubertad precoz y restar centímetros de estatura.
Leyendas urbanas
- Mi hijo lleva tres días en la cama con fiebre.
- ¡Tranquilo! Eso es que va a “pegar un estirón”.
- Papá, me duelen las piernas.
- ¡Uy! ¡Eso es que estás creciendo!
Seguro que habréis oído decir que los niños y niñas que pasan por una enfermedad con fiebre después pegan un estirón. Esto es falso. No hay evidencia científica para tal afirmación. Así que no esperéis que cuantos más episodios febriles tengan vuestros pequeños, más altos se pondrán, jejejeje. Lo único que ocurre es un fenómeno de «catch up» o recuperación de la talla y peso que no han puesto mientras estaban malitos. Ya sabéis que os lo explico a diario en mi consulta. ¡Qué difícil desmontar tópicos! ¡Algún día lo conseguiré! ??
Otra leyenda urbana es asociar el dolor de piernas nocturno difuso/generalizado con el crecimiento. ¡Falso! El crecimiento no duele, lo que duele por las noches son los músculos de sus piernas después de haber pasado todo el día saltando de aquí para allá. ¡Niños! Esos seres maravillosos…
Por el contrario, si el dolor se puede señalar con el dedo, siempre es en el mismo lugar o pierna y presenta inflamación, ardor o incluso cojera… ¡acude al pediatra!