Los bebés y niños pequeños que muerden suelen desconcertar tanto a padres como a los propios niños. Cabe señalar que este comportamiento es muy típico de la primera infancia (muy común en los más pequeños) y que desaparece a medida que se hacen mayores.
Muchos de vosotros me preguntáis si esto es “normal” y si deberíais preocuparos. ¡Bueno! Aquí os explico todo lo que hay que saber si vuestro hijo o hija muerde. Además, podéis consultarnos o venir a ver a los especialistas de nuestro Centro cuando queráis.
Antecedentes
Hay que buscar el quién, qué, dónde, cuándo y por qué. He visto a niños morder cuando están dentando, sobrexcitados, cansados o hambrientos. Algunos niños solo muerden en casa; otros, solo cuando están en la guardería o escuela; otros, solo cuando se acercan cosas a la boca.
Ejemplos prácticos:
- Había una niña que solo mordía cuando estaba en la guardería. Después de investigar, resulta que allí solo había un par de juguetes atractivos y molones. La niña aprendió que, si mordía a los otros niños, conseguía esos juguetes. La solución fue introducir en la guardería más juguetes estimulantes y la niña dejó de morder.
- También hay algunos padres que permiten que sus bebés muerdan sus dedos cuando están en plena dentición. Esto puede mandar un mensaje confuso al pequeño, especialmente si el niño aprende que morder soluciona problemas.
- Existen niños con problemas del habla. No han desarrollado las habilidades comunicativas para expresar lo que quieren, así que muerden. Debemos darles las herramientas que necesitan con palabras: “tengo hambre” o “mi juguete”.
Comportamiento en cuestión
Es preciso comprender todo sobre este comportamiento, especialmente la frecuencia, la intención y la intensidad. La edad también es importante. Si ocurre ocasionalmente y la criatura tiene menos de dos años, es bastante común y dejará de hacerlo por sí misma. Si existe un patrón de conducta y el niño tiene más de dos años, hay que prestar atención y recopilar tanta información como se pueda sobre este comportamiento.
Consecuencias
Como padres y educadores, es importante cómo reaccionamos ante un comportamiento no deseado. Si le prestamos mucha atención negativa, sin querer vamos a reforzar la conducta. ¡Pero tampoco podemos ignorarla! Las respuestas calmadas, sencillas y concisas son las que mejor funcionan. Tranquilamente, dedícale un minuto de tiempo y hazle saber que ese comportamiento es inaceptable. A continuación, enséñale cuál es el comportamiento correcto, con palabras simples. A veces nos complicamos demasiado con las explicaciones y, sencillamente, dejan de escucharnos. Un simple “Morder está mal. Hace daño” es suficiente para reforzar un buen comportamiento.
Algunos padres deciden morder de vuelta a sus hijos para que el niño “entienda lo que se siente”. ¡No lo hagáis! El problema con esta “solución” es que es demasiado avanzada a nivel cognitivo, es decir, el niño no tiene ni la más remota idea de por qué sus padres actúan así, ya que no son capaces a edades tan tempranas de ver las cosas desde la perspectiva de los adultos. Además, mandaría un mensaje bastante confuso que no detendría ese comportamiento.
Comprender la acción de morder
Si somos capaces de entender los antecedentes, el comportamiento y las consecuencias de morder, puede que lleguemos a predecir cuándo va a suceder antes de que ocurra. El fondo de la cuestión aquí es que morder es un comportamiento bastante típico en bebés y niños pequeños.
Sin embargo, si te preocupa el comportamiento de tu hijo, reúne toda la información que puedas y ven a vernos. En Centro Pediátrico te aconsejaremos de la mejor manera posible para averiguar si se trata de un problema de dentición, de lenguaje, o cualquier otro, y buscaremos una solución.