Estoy seguro de que más de uno estará echando de menos el invierno, ¿verdad? No es que no nos guste la playa, la piscina, o el poder pasear de noche sin tener que llevar cinco capas de ropa.
Lo malo es cuando vives en una ciudad como la nuestra, en la cual se alcanzan de forma rutinaria los 45 grados en verano. Este calor extremo es mucho más difícil de compensar que el frío – ¡en invierno basta con abrigarse más!
Con estas temperaturas de día se sufre. Con las temperaturas que se alcanzan de noche directamente no se descansa. Por encima de los 25 grados ya cuesta dormir, y el sueño es tan ligero que te despiertas con frecuencia.
¿Y si ponemos el aire acondicionado un ratito?
Cuando pensamos en el aire acondicionado, la primera pregunta que se nos viene a la cabeza es si no será malo para nuestro peque.
La verdad es que los aparatos de aire acondicionado han mejorado mucho estos últimos años. Antes aliviaban el calor, pero su tecnología ponía en riesgo la salud.
- Ionización del aire. Los aparatos modernos reducen la ionización del aire, relacionada con sensaciones de malestar en las vías respiratorias. Los antiguos eran un desastre en esto.
- Gérmenes, polvo y contaminación. Hoy tienen filtros, pero siempre se nos olvida cambiarlos. ¡Ni siquiera nos acordamos de ellos hasta que notamos malos olores! Si tienes niños en casa, lo adecuado es cambiar los filtros cuando recomiende el fabricante o al menos una vez al año, al principio del verano.
- Cambios bruscos de temperatura. Esto es lo que caracterizaba a los aires acondicionados antiguos. Eran aparatos que disparaban un chorro de aire frío, regulando su funcionamiento con un termostato que le hacía apagarse cuando la temperatura bajaba para volver a encenderse cuando subía de nuevo. Esto causaba oscilaciones salvajes en la temperatura, lo que es muy malo para la salud. En la actualidad los aires modernos tienen una temperatura mucho más estable.
Un aire acondicionado bien usado no tiene por qué afectar a la salud de tu bebé, más bien al contrario. En ciudades con temperaturas tan altas es preferible utilizar el aire acondicionado a que nuestro peque sufra un golpe de calor.
¿Cómo usar bien el aire acondicionado con un bebé en casa?
Hay varias normas a tener en cuenta:
- Una temperatura adecuada de 26 a 27 grados. No la bajéis mucho más, especialmente si son bebés muy pequeños.
- Que la temperatura sea estable. No enciendas ni apagues el aire constantemente. Pon una temperatura cómoda y déjalo encendido durante las horas de más calor.
- Mantén el aire acondicionado. La limpieza y los filtros deben de estar en buenas condiciones.
¿Tienes dudas acerca del uso del aire acondicionado en casa durante los meses de más calor? Se crean en tu hogar espacios con cambios bruscos de temperatura que podrían afectar a la salud de tu bebé? No dudes en pedir cita previa con tu pediatra en Sevilla y resolveremos todas tus dudas en consulta.
¿Dormir con el aire acondicionado encendido?
No tiene por qué haber mayor problema si es un aire acondicionado moderno y la temperatura sea moderada. De hecho, ayudará a dormir cuando las noches no bajen de los 30 grados.
¿Y no es mejor un ventilador?
Los ventiladores no son mejores que un aire acondicionado moderno. El ventilador apuntado hacia uno mismo refresca porque evapora el sudor, lo que favorece la deshidratación. Y los sistemas basculantes provocan cambios de temperatura intermitentes, algo que ya decíamos ser una de las peores opciones.
¿Y qué ocurre con los cambios bruscos de temperatura?
Lo que ocurre son las amigdalitis, una de las infecciones más típicas del verano: infecciones bacterianas de garganta que suelen causar fiebre alta, dolor e incluso mal aliento. Las bacterianas precisan tratamiento antibiótico.
Estas amigdalitis son más frecuentes en verano porque el aspirar aire frío y caliente de manera intermitente altera el riego de sangre en la mucosa, lo que reduce la capacidad de la mucosa para defenderse.
Para evitarlo, reduce en lo posible los cambios bruscos de temperatura.