Muchos recién nacidos vomitan pequeñas cantidades de alimento después de las tomas (regurgitaciones) y, generalmente, no requieren ningún tratamiento, ya que esto suele desaparecer después de seis u ocho meses. Una vez su aparato digestivo se desarrolle, veréis que esto ocurre con menor frecuencia, y aún menos cuando empiece con la dieta sólida.
Sin embargo, existe una enfermedad conocida como reflujo gastroesofágico (RGE) que es necesario vigilar y seguir las indicaciones del pediatra. ¿Qué puedo hacer si mi bebé vomita después de las tomas?
Prevención
Si tienes dudas acerca de si tu bebé tiene reflujo gastroesofágico o sencillamente regurgita, ¡ven a vernos! En Centro Pediátrico haremos un diagnóstico para determinar si los vómitos son normales (regurgitaciones) o si requieren mayor atención.
¿Cuándo debo llevar a mi pequeño al pediatra?
Generalmente cuando un bebé regurgita, lo hace sin más, y suele ser una pequeña cantidad de leche. Lo hace de forma tranquila, sin mostrar ningún gesto de dolor o llanto.
No presenta más complicación que tener que llevar siempre una muda de jersey o colección de baberos a mano. Ni su estómago es pequeño, ni la leche le sienta mal, ni tampoco vomita lo que “le sobra”.
Ahora bien, debes acudir a nuestra consulta de pediatría si:
- El bebé muestra dolor al vomitar o llora
- Está muy irritable
- No gana peso o lo pierde
- Padece diarrea o estreñimiento acusados
- Al mamar o tomar el biberón, el bebé se suelta enseguida, o se echa hacia atrás, o llora.
En casos extremos, debes acudir de inmediato a urgencias:
- Si además de vomitar, tu bebé presenta manchas en la piel (eccemas o ronchas) nada más terminar su toma
- Si los vómitos son muy abundantes y repentinos, presenta ansia por comer o empeora
- Si el vómito presenta un tono verdoso (bilis)
- Si ves que tu bebé está muy decaído y apático
Como habrás podido comprobar, los vómitos después de las tomas no siempre son signo de que algo vaya mal. Si tu bebé regurgita un poco de leche y lo hace sonriendo, ganando peso adecuadamente y sin gestos de dolor, ya sabes que no hay de qué preocuparse.